Síndrome de ovario poliquístico: lo que no te cuentan los servicios de salud  

Andrea del Carmen Oros Manzanares 

La salud de la mujer es un área de estudio que, aunque haya interés y diversas ramas médicas las cubren, continuamente es superada por dificultades culturales, obstruida por estereotipos e ideas misóginas, machistas y, sobre todo, poco desarrolladas. 

¿Cuántas de nosotras vamos al médico a un chequeo de rutina?, ¿quién ha asistido al ginecólogo a partir de la menarca (primera menstruación)?, ¿cuántas veces has escuchado que “la menstruación duele”?  

Amistades, continuamente nos vemos afectadas por ideologías que nos llevan a creer que, si pedimos ayuda, hay algo mal con nosotras; nuestra sociedad nos brinda un escaso y pobre contenido de educación sexual. Entre los padres y escuela se pasan la bolita de la responsabilidad para que la información sobre sexualidad sea otorgada, cuando debería ser complementaria. 

El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una afección presente en casi 65 por ciento de la población femenina mexicana; es causada por un desbalance hormonal y afecta a los ovarios. Existen dos tipos de tratamiento: hormonal (anticonceptivos) o bajar de peso y mejorar la dieta. Este síndrome muestra síntomas como resistencia a la insulina (la cual puede evolucionar a diabetes tipo 2 si no se trata en primera atención), exceso de vello facial y corporal, acné, sobrepeso u obesidad, menstruación irregular, anormal, intensa u ausente. 

¿Por qué es importante que se conozca el SOP? Como mencionaba, muestra desequilibrio hormonal; las hormonas, al igual que los neurotransmisores, influyen en el estado de ánimo y conductas, así que, si una chica presenta SOP, puede padecer depresión o ansiedad como síntoma y consecuencia. 

Acostumbramos a pensar que sólo hay que ir al médico cuando los síntomas son graves, entonces ¿en qué punto debemos hacer algo por nuestra salud física y mental para ya no empeorar?, ¿cuándo estás verdaderamente sana y cuando sólo pareciera que lo estás? 

Es peligroso no conocer nuestro cuerpo y límites, no reconocer cuando algo está fuera de lo normal o si debemos prestarle más atención a algún síntoma; no es posible si no aprendemos sobre nosotras, saber hacerlo es un acto de apreciación, autocuidado y aceptación.