Yorgos Lanthimos: Los extremos de la naturaleza humana (parte 2)

Nadia Cárdenas

En la entrega anterior de Cultura fílmica, vimos dos de las cintas del director griego Yorgos Lanthimos: The killing of a sacred deer y The favourite. En esta segunda parte abarcaremos un poco sobre The lobster y Dogtooth, una de las primeras películas del director.  

Al ser espectadores de una película o serie, por lo general, estamos a la espera de que se nos explique de qué va la trama, cuál es el origen, porqué sucede lo que sucede, quién lo ocasiona, cómo fue el pasado de los personajes, entre otras cosas, simplemente nos gusta que se nos expliquen ciertas cosas para entenderla fácilmente.  

Llevaba 20 minutos de la película Dogtooth y no entendía nada, observaba lo que iba ocurriendo y trataba de encontrar alguna referencia en mi cabeza que me diera camino a saber qué estaba viendo. Desde la primera toma, en donde vemos de los chicos escuchar un caset con el nuevo vocabulario, llegué a creer que había un error en los subtítulos, ¿mar es una silla? ¿excursión es un tipo de piso? Algo andaba mal, y como no entiendo el griego, no estaba segura de si el diálogo era el correcto o si era un error muy triste de subtitulaje, pero ¡oh sorpresa! Este cambio en las palabras resulta ser fundamental en el mundo de esta atípica familia. Dogtooth es el mejor ejemplo de signo y significante, le podemos dar el nombre que nosotros queramos a las cosas, crear nuestro propio lenguaje como Tolkien hizo dentro del mundo de la Tierra Media, tenemos el poder de nombrarlas como nos plazca; sin embargo, al vivir en sociedad y para entendernos con los demás, es necesario que se establezcan los parámetros sobre el nombre de los objetos, de lo contrario esto se volvería un caos total. 

Hay muchos detalles como el anterior con el que Lanthimos indica que la familia es especial: el vocabulario, los juegos tan extraños, los productos sin etiquetado, que la mayor emoción de los chicos sea ver un video de ellos mismos haciendo cosas comunes.  

Sin caer en la exposición, el director nos dice de manera breve y concisa el porqué de todo: los hijos son tratados como niños y no obtendrán su independencia hasta que se les caigan sus dientes incisivos (ahora permanentes), dado que su padre considera que los está protegiendo del mal que existe afuera, de la perversión y el mal camino. Con esas simples afirmaciones nos da lo que necesitamos para entender lo que sucede con esta familia. También se expone la analogía del entrenamiento del perro, el papá no lo puede sacar hasta que les haya enseñado a comportarse, esto nos pone a reflexionar sobre, si para el señor sus hijos eran como perros entrenados para obedecerlo, ¿qué va a ser de esos cachorritos amaestrados cuando mueran sus padres?   

Yorgos siempre tiene el don de impresionar a la audiencia y aquí no fue la excepción, la muerte sin piedad del gato, el golpe en seco que le plantan a Cristina con la videocasetera, la hermana navajeando a su hermano por una cosa insignificante, el papá golpeando a su hija con el videocasete, y la que puede considerarse la más dolorosa de todas: la hija mayor golpeándose con una mancuerna para quitarse el diente que le daría su libertad.   

Un largometraje sumamente interesante, con el que podemos imaginar la situación que viven algunos hijos con sus padres en la que éstos abusan de su poder y a toda costa quieren tener el control sobre la vida de ellos, esta sobreprotección que en lugar de beneficiar al niño le crea problemas, lo convierte en un ser dependiente, incapaz de tomar decisiones. Al final le costará mucho valerse por sí mismo, pues siempre tuvo a alguien que lo protegiera de los aparentes agentes dañinos del mundo, cuando en realidad son esas situaciones o personas las que nos dejan un aprendizaje para crecer como seres humanos.   

Para finalizar este pequeño análisis tenemos la cinta The lobster, como primera impresión podría creerse que es una película romántica, un grupo de personas solitarias buscando el amor, pero como es característico de este director, nada es lo que parece. La sociedad castiga a los solteros porque se tiene la creencia de que vivir en pareja y tener familia es lo correcto, de esta forma se contribuye a la preservación de la especie, por ello mandan a los solteros a conseguir a su igual y, por si fuera poco, deben hacerlo en tiempo récord.   

Podemos decir que los universos creados por Lanthimos ponen al límite a los personajes, o cumplen con su propósito o hay consecuencias. Parten de una situación que puede considerarse realista, pero hay un parteaguas en la historia que la vuelve diferente a la realidad, las reglas tan particulares de las películas no podrían aplicarse en la vida diaria sin volver un infierno el mundo como lo conocemos, pero, sin lugar a dudas, invitan a la reflexión de la condición humana desde diversos puntos.   

Sus personajes no tienen problema en mostrar sus defectos, la mentira, la avaricia, el egoísmo son parte inherente del ser humano. Cuando el personaje interpretado por Rachel Weisz es engañada por sus amigas para que se practique la cirugía de ojos con el fin de dejarla ciega y no pueda concretar su relación, sale a relucir la malicia inherente de la naturaleza humana.  

Aunque desearía escribir sobre esta película terminaré por hoy la columna, no sin antes recomendar otro filme de este asombroso director, se trata de Alps, una historia que trata sobre un grupo de actores y actrices contratados por diferentes familias para representar a un familiar que ha muerto recientemente con el fin de que lo supla por un tiempo, ¿te lo imaginas?