Por Rosalinda Becerra
La tormenta se acerca; lo percibo. La ansiedad se apodera de mí, y mis manos comienzan a moverse frenéticamente en un intento desesperado por calmarme, pero es demasiado tarde. El mundo a mi alrededor parece intensificarse; los sonidos se vuelven ensordecedores y las luces deslumbrantes. Siento el dolor, lloro; me encuentro en medio de una crisis sensorial. El pánico se apodera de cada fibra de mi ser; estoy atrapada en mi propia piel, anhelando escapar, pero mis pies se niegan a moverse. Cuando la tormenta finalmente se calma, deja a su paso un rastro de devastación. Me siento expuesta, vulnerable y completamente exhausta. Esta es la realidad que algunos de nosotros, los neurodivergentes, experimentamos. Es un vistazo a nuestro mundo, uno que a menudo es incomprendido.
¿Qué es un meltdown?
Los meltdowns o crisis, son respuestas intensas y a menudo abrumadoras a situaciones que nos superan emocional, sensorial o cognitivamente. Pueden manifestarse de diversas formas, desde llanto incontrolable, gritos e ira, hasta parálisis emocional, agresión física o una retirada silenciosa. Durante un meltdown, la capacidad de comunicación y razonamiento puede verse significativamente afectada, lo que puede llevar a malentendidos y agravar la situación tanto para la persona que lo experimenta como para aquellos que están presentes. Es importante entender que los meltdowns no son berrinches ni comportamientos irascibles; son respuestas involuntarias a un entorno abrumador.
¿Cómo puedo ayudar a una persona durante un meltdown?
- Mantén la calma: recuerda que la persona está pasando por un momento difícil. Ofrece tu apoyo y no juzgues.
- Comunicación simplificada: si la persona ha perdido temporalmente la capacidad de hablar o está luchando por expresarse verbalmente, ofrece opciones sencillas y claras para que respondan con “sí” o “no”. Por ejemplo, puedes hacer preguntas como: ¿necesitas agua? o ¿quieres tus audífonos? Para facilitar la comunicación sin agregar más presión.
- No toques a la persona sin su consentimiento: la persona puede experimentar sensibilidad táctil aumentada. Es importante no tocarlas sin su consentimiento, ya que esto podría empeorar la situación.
- Aleja a la persona del entorno si es posible: si el entorno está contribuyendo a la sobrecarga sensorial, considera alejar a la persona a un lugar más tranquilo y menos estimulante.
- Ofrece apoyo continuo: después de que el meltdown haya pasado, sigue ofreciendo apoyo y comprensión. Pregúntales cómo se sienten y qué pueden necesitar de ti.
Si conoces a una persona neurodivergente, lo más valioso que puedes ofrecer es tu empatía y tu voluntad de aprender. No todos experimentamos el mundo de la misma forma, y eso está completamente bien. Lo que importa es cómo nos apoyamos mutuamente a través de nuestras diferencias. Juntos podemos crear una comunidad donde el apoyo y la aceptación no sean la excepción, sino la norma.