Mujeres y la salud mental, una problemática que debe hablarse  

Andrea del Carmen Oros Manzanares 

Hoy en día, hay diversos trastornos y síndromes que han sido estudiados e investigados con la finalidad de encontrar “una cura” que conduzca al individuo que lo padece a la “normalidad”; sin embargo, han existido concesiones en las que se descartan algunos de los mencionados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), el cual es una compilación de síntomas y signos a modo de ayuda en el diagnóstico. 

¿Cuál es entonces la problemática con los diagnósticos de salud mental con las mujeres? Las escritoras Elinor Cleghorn, Maya Dusenbery, Caroline Criado Perez y Alyson J. Mcgredor explican en sus ensayos que la medicina y las ramas de la salud tienen un enfoque androcentrista, puesto que en las investigaciones y tratamientos la mujer queda como un ser invisible e imposible de enfermar; con esto se deja explícito que los estudios de enfermedades tienen base en la anatomía, posición y a favor del hombre, dado que los procesos hormonales, la anatomía, conocimientos sobre estos son influenciados de diferente manera; los sistemas se relacionan y si hay un desbalance en un área, las otras se verán afectadas, la visión de la salud física puede afectar entonces a la de la salud mental. 

No es mentira que en la historia de la humanidad, la mujer en múltiples ocasiones ha sido excluida, invisibilizada, oprimida y borrada, se le ha tachado y englobado en un concepto de “loca” cuando nos referimos a no cumplir con los estereotipos que conlleva ser mujer, y precisamente esto ocasiona que como mujeres “enfermemos”,, recordemos el ejemplo de la caza de brujas, en la cual personas (en su mayoría eran mujeres) con conocimientos naturistas o que se mostraban sospechosas de saber leer eran torturadas, enjuiciadas y ejecutadas. 

La American Psychiatric Association (APA) es la organización que edita el mencionado DSM, en donde los trastornos y síndromes son expuestos de acuerdo con ciertos síntomas y signos para que, posteriormente y bajo votaciones (según el criterio del comité), se tome la decisión de retirar, ampliar o que permanezcan estos padecimientos. No es difícil encontrar trastornos asociados únicamente a mujeres, como la histeria o el trastorno límite de la personalidad (TLP), ni mucho menos que algunos sólo sean asociados a los hombres; como mencioné anteriormente, vivimos en una problemática relación de diagnóstico–género donde se toman en cuenta un conjunto de síntomas que son fácilmente detectables en hombres pero que pueden expresarse de una manera diferente en la mujer, algunos ejemplos son el trastorno de déficit de atención/ con hiperactividad (TDA/TDAH) o el autismo. 

Un diagnóstico erróneo puede agraviar el estado mental, como consecuencia puede ser más difícil encontrar un procedimiento adecuado, óptimo y digno para llevar a cabo. Por lo tanto, es importante tener esto en cuenta cuando buscamos ayuda psicológica, tener dos, tres o hasta cuatro opiniones y comprender que la interdisciplinariedad debe tomarse en cuenta antes de simplemente aceptar el diagnóstico para así poder tener un tratamiento adecuado.