Vivir en alta frecuencia: la realidad de la hipersensibilidad auditiva

Por Rosalinda Becerra

La hipersensibilidad auditiva es un aspecto real y desafiante para muchas personas neurodivergentes, pero lamentablemente, suele ser incomprendida. A menudo, el acto de taparse los oídos se interpreta erróneamente como una tontería, cuando en realidad es una necesidad para manejar el dolor causado por un entorno sensorial que resulta abrumador.

La hipersensibilidad auditiva, también conocida como hiperacusia, es una condición en la que los sonidos que normalmente son tolerables para la mayoría, resultan extremadamente intensos e incluso dolorosos para aquellos que la padecemos. No se trata de tener una audición superior, sino de tener un umbral de tolerancia al sonido más bajo. Sonidos imperceptibles para la mayoría, como el sonido de la electricidad o el clic de un bolígrafo, se conviertan en una fuente constante de angustia.

La investigación ha demostrado que la hipersensibilidad auditiva está relacionada con la forma en que nuestros cerebros procesan los sonidos. Estudios muestran que las áreas cerebrales responsables de la percepción auditiva están más activas en nosotros. Esto significa que nuestro sistema nervioso amplifica y responde de manera más intensa a los estímulos sonoros, convirtiendo sonidos normales en experiencias agobiantes. Además, diferencias en la estructura cerebral pueden contribuir a esta amplificación de los estímulos auditivos.

Para nosotros, el entorno auditivo puede ser una fuente constante de estrés. La sobrecarga sensorial es una realidad diaria que puede interferir con nuestra capacidad para participar en actividades cotidianas y académicas. Entender esta relación es crucial para proporcionar el apoyo adecuado y fomentar un entorno inclusivo. A continuación, te presento algunas formas en que los entornos académicos y laborales pueden ajustarse a nuestras necesidades:

  • Uso de auriculares o tapones para los oídos: permitirnos usar auriculares con cancelación de ruido o tapones para los oídos durante clases y actividades puede reducir significativamente la sobrecarga sensorial.
  • Espacios tranquilos y zonas de estudio: proveer espacios designados y tranquilos para estudiar o trabajar puede hacer una gran diferencia. Estos espacios deben estar alejados de ruidos intensos y permitirnos trabajar en un entorno más controlado y menos estresante.
  • Comunicación clara y escrita: fomentar la comunicación por escrito, como proporcionar materiales de lectura o resúmenes de clases. Esto nos permite procesar la información sin depender exclusivamente del sentido auditivo.

Es fundamental que los profesores, compañeros de clase y la comunidad en general comprendan que el uso de auriculares o la búsqueda de ambientes más tranquilos no implica falta de interés ni grosería. En realidad, es una estrategia de manejo sensorial que nos permite funcionar de manera más efectiva.

Al aumentar la comprensión y proporcionar las acomodaciones necesarias, podemos hacer que los entornos académicos y laborales sean más inclusivos y accesibles para todos. No se trata solo de tolerancia, sino de empatía y respeto por las diferentes formas en que experimentamos el mundo.

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