Por Rosalinda Becerra
El 2 de abril es una fecha importante en el calendario global: se celebra el Día Mundial de la Conciencia del Autismo. En este día, se busca sensibilizar sobre el autismo y fomentar la inclusión y la comprensión hacia las personas que viven con esta condición. Es una oportunidad para reflexionar sobre lo que significa ser autista, derribar mitos y estigmas, y celebrar la diversidad cerebral que enriquece nuestra sociedad.
El autismo, también conocido como Trastorno del Espectro Autista (TEA), afecta la manera en que una persona interactúa, se comunica y percibe el mundo que le rodea. Cada individuo en el espectro experimenta el autismo de manera única, lo que convierte al TEA en un espectro amplio y diverso. Algunas personas pueden tener dificultades con la comunicación verbal y no verbal, mientras que otras pueden ser hiposensibles y no discernir los peligros del entorno que los rodea.
Es fundamental entender que el autismo no es una enfermedad que requiera ser curada. Al contrario, es una condición neurodiversa que forma parte integral de la identidad de un individuo. Las personas autistas no necesitan ser arregladas; requieren aceptación, apoyo y oportunidades para prosperar en un mundo que a menudo puede ser complejo para ellos. Reconocer el autismo como una condición es el primer paso hacia la construcción de una sociedad más inclusiva y compasiva.
Imagina la sensación de estar rodeado de personas, pero sentirte completamente solo. Para muchos autistas, esta es una realidad cotidiana. La simple acción de entablar relaciones y abrirnos a escuchar puede marcar una diferencia profunda en sus vidas. Invitar a personas autistas a la conversación, ya sea a través de una pregunta genuina o simplemente sentándonos a escuchar sobre sus intereses especiales, puede tener un impacto significativo. A menudo, estos individuos desean conexiones sociales tanto como cualquier otra, pero pueden encontrar más difícil acercarse debido a sus dificultades sociales y de comunicación.
Existir en un mundo neurotípico a menudo provoca sentimientos de incomprensión. El simple acto de ser aceptado y valorado por quienes somos puede tener un impacto poderoso en nuestra autoestima y bienestar emocional. Muchas personas autistas luchan contra la soledad y el aislamiento, sintiendo que nadie las quiere o las entiende debido a su condición. Sin embargo, al tender la mano y construir conexiones genuinas, podemos desafiar estos sentimientos negativos y demostrar que todos somos dignos de amor y amistad, independientemente de nuestras diferencias. Al relacionarnos con personas autistas, no solo les brindamos compañía y apoyo emocional, sino que también enriquecemos nuestras propias vidas al abrirnos a nuevas perspectivas, ideas y experiencias. Cada conversación, cada risa compartida y cada momento de conexión nos acerca más a la comprensión mutua y la verdadera inclusión en nuestra comunidad y en el mundo en general.