Eduardo Gerardo Ornelas Coeto
Vivimos en una época donde todo comienza a ser virtual: los portales de noticias, las compras y ventas, las interacciones sociales, etcétera. Pero, ¿qué pasaría si tu banda favorita, si tus ídolos tampoco existieran en realidad? Esta pregunta se la planteó el músico inglés Damon Albarn a finales de los 90’s, al dejar de lado su exitosa banda Blur para enfocarse en un proyecto novedoso e inusual: Gorillaz.
Esta banda es lo que se denomina una bana “virtual”, es decir, los integrantes son ficticios y llevan por nombre 2D, Noodle, Russell y Murdoc. En la vida real, Albarn es quien compone, escribe y produce las canciones (también proporciona la voz al vocalista 2D); mientras que el diseñador e historietista británico Jamie Hewlett es quien ilustra los personajes tanto para los videos musicales como para las portadas de los discos.
Gorillaz marcó un precedente importante para formar ídolos ficticios a través de la música al dotar a cada uno de los integrantes de personalidad propia y adaptándolos a la tecnología y sonidos de hoy.
Lo que vuelve a Gorillaz tan versátil es que no quedan sujetos a que un músico real adopte a un personaje en específico; sino que, Albarn puede disponer de cuantos músicos crea pertinente para cada canción y así adquieran su sonido propio. El grupo ha tenido colaboraciones con Snoop Dogg, Kali Uchis, los raperos De La Soul y están próximos a estrenar una canción con Bad Bunny.
En los conciertos de la banda Damon Albarn es quien canta y toca la guitarra, junto a su ensamble de coristas y músicos de gira; interpreta sus mayores éxitos como Feel Good Inc., Clint Eastwood y On Melancholy Hill. Este año Gorillaz se presentará en México el 9 de mayo en el Auditorio Citibanamex, en Monterrey, obtuvo sold out en tan sólo dos días; a su vez, tienen el récord de asistencia en el Vive Latino 2018 con 80,000 personas.
Gorillaz ha sido un exponente para el rock alternativo, ya que, desde un inicio, Damon Albarn concibió el proyecto como una demostración de que la música es la que tiene que resaltar, no el artista; de esta manera condena la cultura de los ídolos falsos. Hoy en día se han posicionado como uno de los experimentos más creativos en la historia de la música y seguirán rompiendo la barrera entre lo real, lo tangible y lo ficticio y virtual.