¡Amááááá, ya me voy! Hoy escojo mi bienestar: la salud mental importa
Andrea del Carmen Oros Manzanares
Muchas veces nos sentimos sofocados por la situación en la que nos encontramos, pero ¿cuántas ocasiones te has preguntado si es normal?, ¿cuántas veces te has sentido fuera de lugar o has minimizado cómo te sientes?, ¿te has preguntado desde qué punto las cosas han ido mal? Es importante analizar las respuestas que has dado, no precisamente debes tener diagnosticado algún trastorno o “estar muy mal”, como dicen, para solicitar ayuda profesional.
Las personas continuamente nos enfrentamos a cambios y, como Darwin explicaba: “el mejor adaptado sobrevive”;estas alteraciones que ocurren nos llevan a un estado de desorden y adaptación, donde nuestro cuerpo busca lograr un nuevo equilibrio con base en la información con la que ya contaba y la que está adquiriendo, esto con el fin de sobrevivir. Pero ¿esto qué tiene que ver con la salud mental? Bueno, pues, así como buscamos adaptar nuestro cuerpo a los cambios físicos algo similar ocurre en nuestro cerebro y mente (sí, como dije, cerebro en referencia al órgano y mente hablando subjetivamente), en esta ocasión haré un enfoque más profundo con esta última.
Es cómico, hasta cierto punto, analizar el gran avance de la opinión general sobre “ir a terapia”, que se tiene hoy en día, es decir millenials y gen Z han sido muy partícipes en la normalización de acudir con profesionales para tratar la salud mental, pero creo que aun así podemos encontrar a las generaciones anteriores quejándose y de cierta forma burlándose con el clásico: “en mis tiempos con un buen golpe se arreglaban las cosas”, tétrico, ¿no?
Es destacable que siga hablándose de la importancia de la esfera psicológica, aunque como generación estemos reconociendo el valor de la salud en esta área, en realidad, ¿qué tanto estamos haciendo para tener una buena salud mental? Amistades, hacer bromas de los traumas o problemas que tenemos y pasamos no es muy sano, los memes son graciosos y necesarios; sin embargo, ir a terapia no implica que pierdas tu chispa.
Podría ser difícil para algunos individuos poder asistir a terapia por múltiples factores como la disposición de tiempo o la cuestión monetaria, pensemos bien ¿en realidad estas son las causas por las que no voy? Si es así, déjame decirte que hoy en día hay centros de ayuda psicológica que cuentan con precios accesibles. Hay que tomar en cuenta que en la primera entrevista (si te decides ir por el sector privado) es relevante tocar el tema del precio por sesión; referente al tiempo, bueno, puedas agendar un día y una hora específica a la semana, esto depende de la disponibilidad tuya y del psicoterapeuta.
Iniciar este proceso podría, a primera instancia, causar miedo o inseguridad, tal vez pienses: “¿y si no es nada grave por qué tendría que ir?”, hay que recalcar que muchas veces solemos minimizar nuestras emociones y sentimientos quitando la valía que cargan al compararlas con las de otras personas, habrá que evitar cometer estas acciones, todas las personas tienen su valor único y no se deberían comparar experiencias, como mencioné en el inicio, el ser humano se adapta a su entorno en pro de sobrevivir y está bien, está perfecto, no obstante, hay que reconocer el punto en el que estás en lucha de supervivencia y cuando realmente estás viviendo.
Así como las experiencias dejan lecciones y aprendizajes diferentes en cada uno, cada persona tiene una manera única de llevar el proceso de la psicoterapia, puede ser que con el primer profesional con quien te topes no congenies bien o sientas que no vas a ningún lado; sin embargo, no te olvides nunca de comunicar cómo te estás sintiendo, puede ser que necesites una referencia de con quien estés pensando ir y no tiene nada de malo, hay que seguir intentándolo, todo sea por nuestro beneficio y salud. Con esto dicho te hago una última pregunta ¿estás dispuesto a seguir sobreviviendo con un desgaste o te animas a darte una oportunidad de vivir?