Hazel Yanett Caballero Cárdenas
El que no se ama a sí mismo no puede amar a nadie.
William Shakespeare
Hablemos del amor, un sentimiento que habita en nuestro ser, esa palabra que al escucharla nos hace volar, alcanzar el cielo y sentir lo suave de las nubes de algodón. Se manifiesta de diferentes maneras y es reflejado en personas que son importantes para nosotros como la familia, amigos, ídolos, parejas, incluso en mascotas y objetos. Pero, ¿qué es el amor? Si respondemos a esto de manera filosófica, la respuesta sería que es una virtud que representa el afecto, la bondad y la compasión por el ser humano. Asimismo, abarca una gran cantidad de sentimientos diferentes, que van desde el deseo pasional y la intimidad, hasta la proximidad asexual del amor platónico.
Para la ciencia, el amor es una evolución del primitivo instinto de supervivencia, que mantenía a los seres humanos unidos, pues facilitaba la continuación de la especie mediante la reproducción. Cuando nuestras emociones se unen al amor, pueden llegar a ser extremadamente poderosas, a tal punto de ser irresistibles, placenteras o dolorosas. El amor en sus diversas formas actúa como el papel principal de las relaciones interpersonales y, debido a que mantiene una importancia psicológica central, se vuelve más frecuente su uso en las artes como el cine, la literatura o la música.
Desde mi perspectiva, pienso que el amor es algo maravilloso, no sólo cuando es correspondido, sino en todos sus aspectos; nos hace vibrar y flotar en una galaxia infinita como si no existiera nada más. El amor en pareja que los adolescentes viven hoy en día, les da un aprendizaje, experimentan y se acostumbran a como son el uno y el otro, por lo que se vuelve una necesidad continua. En cambio, el amor de adultos es para muchos la prueba más convincente y real, pues ambos ya han tenido experiencias previas. Saben cómo tratarse sin presiones y, por tanto, cada uno ya puede entender mejor cómo mantener una relación duradera sin entorpecerla. Amar y ser amado, una característica común pero que pocos la viven de verdad.