Nadia Cárdenas
“En la mitología griega, Ifigenia es hija de Agamenon, quien sin querer mata a uno de los ciervos sagrados de la diosa Artemisa. La diosa encolerizada pide de sacrificio a Ifigenia y el padre de esta después de una larga renuencia toma la fuerte decisión de ceder a la petición de la deidad”
Cineofata by Desclasificando el cine
Ya había visto las películas de The lobster y The killing of a sacred deer, pero había pasado mucho tiempo entonces para rememorarlas, esta fue una oportunidad de observar más a detalle cada parte de la historia.
Comienzo con The killing of a sacred deer, desde el título ya figura para ser una historia poco convencional. Poco a poco vamos conociendo a los personajes, parece que no hay nada de malo en ellos; sin embargo, a lo largo de la historia la música siniestra nos alerta sobre algo que no está bien, algo oscuro está detrás de esta familia aparentemente perfecta, lo curioso de esta banda sonora es que se siente como una película de horror, llena de agudos y graves dramáticos.
La fotografía va cambiando también y acompaña a la trama, inicia con cielos azules en medio del día hasta la escasez de iluminación en medio de la noche, así se nos presenta la verdadera personalidad de los personajes, aquello que va más de la superficialidad, nos desmantela la perfecta primera impresión que tenemos sobre el Dr. Steven: un hombre pulcro, cuidadoso, amoroso con su familia, calmado e inteligente. Un diálogo es el que llama la atención, cuando Steven le revela a Anna, su esposa, la verdad del mal que están padeciendo sus hijos y él, con toda la seguridad del mundo, le asegura que quien tiene la culpa de las muertes en el quirófano es el anestesista, no el cirujano, ¿cómo puede hacer tal aseveración? No queda duda de que buscará a toda costa deshacerse de la responsabilidad de las consecuencias que sus pésimas decisiones le han traído; al momento de la ejecución ni siquiera pudo hacerse cargo de la situación, quería que el maestro de la escuela le diera la pauta para ejecutar a uno de sus hijos o simplemente dejárselo al azar, como terminó sucediendo. Siento lo mismo con Anna, a quien concibo como la madre ejemplar, pero no duda ni un segundo en poner a sus hijos como blancos del sacrificio que debe realizar su esposo, esta fue una parte que me impresionó mucho, la mayoría de nosotros tiene el concepto de que una madre hace lo que sea para proteger a sus hijos a toda costa, pero también entiendo la situación tan extrema a la que se enfrentaban, la frase: “la opción más lógica es matar a uno de los niños, pues podemos tener otro…” es un buen ejemplo, aunque de manera literal tenga la razón, su intención sobrepasa los límites de la moral.
Martin me parece un personaje muy peculiar, me recuerda a Kevin en la película We need to talk about Kevin de Lynne Ramsay, aun así, tienen sus diferencias, pues Kevin lo hacía por mero placer mientras que Martin quería justicia, una muy retorcida justicia. Pienso que se pone en el papel de jugar a ser Dios, pues con sólo desearlo descargó su frustración y enojo con Steven, él le impuso las reglas sobre cómo podía terminar con su penitencia para después sentarse a observar cómo la esposa y los hijos suplicaban por su vida, Martin no se inmutó en lo más mínimo bajo las constantes presiones de la familia, e incluso , aún amenazado y golpeado, su calma persistía al invitar a Steven a realizar el sacrificio lo antes posible, por ahí dicen que la justicia es ciega ¿no?
El letrero de EXIT aparece una gran cantidad de veces en el hospital, en esta ocasión podría relacionarse con la salida que Steven tiene que encontrar para expiarse de la culpa por la muerte del padre de Martin.
Rumbo al final, me gustó cómo toda la familia hace un esfuerzo descomunal para no ser el elegido, la supervivencia del más fuerte, apto, inteligente, capaz, útil. Si estuviera en los zapatos de Steven, me hubiera decidido por la esposa para proteger a mis hijos, para mí sería más sencillo vivir de esa forma, pues cabe aún la posibilidad de rehacer mi vida junto a una nueva pareja, siendo todo lo contrario con la muerte de un hijo, siento que nunca encontraría la paz por lo que hice.
Caras vemos, intenciones no sabemos, es la frase perfecta para resumir The Favourite. Desde mi percepción, la más ligera de las películas que estamos analizando de Lanthimos, desde el vestuario que utilizaron, la paleta de colores, los encuadres que parecen cuadros renacentistas, todo tuvo una estética muy bien cuidada.
En esta historia no se alcanzan los extremos expuestos en las que anteriormente realizó el director, aun así, no deja de sorprendernos hasta dónde puede llegar alguien con tal de obtener aquello que tanto desea, Abigail queriendo recuperar lo que le fue arrebatado por la desgracia de su familia, ella misma lo afirma: “Aunque ahora vista como una sirvienta sigo siendo una dama… en mi corazón”. Desde el inicio pone su cara más gentil aunado a los malos tratos que recibe por parte de los demás, hace que nos pongamos de su lado inmediatamente, pues no hay razón para no apoyar a los desfavorecidos y maltratados; sin embargo, resulta incómodo cuando al fin podemos ver sus verdaderas intenciones, que ni siquiera los pequeños conejos de la reina se salvaron. Lanthimos nos pone en un palacio donde la reina no es quien tiene el poder, éste se debate entre las dos mujeres más cercanas a ella y al parecer nadie parece importarle, al contrario, sacan provecho de la forma en la que pueden.
De alguna forma se asemeja bastante a nuestra realidad, ¿nunca hemos hecho algo para obtener un beneficio personal? Yo diría que sí y más de una vez, siempre nos gobierna el instinto de individualidad, procurar el bien propio antes que el de la mayoría, en el trabajo habrá ocasiones en las que tenemos que hacer un esfuerzo extra para que nos aumenten el sueldo, o ganarnos la confianza de ese amigo para que nos preste alguna de sus posesiones, o hasta el insignificante detalle de quedarte callado cuando sabes que el cajero en el supermercado olvidó cobrarte algo. Nos mueve el beneficio propio, considero que, en ocasiones, sobre todo cuando hay algún tipo de abuso, es indispensable que pienses primero en ti y tu integridad antes que en la persona de enfrente, pero en esta historia es la avaricia la que mueve los hilos.
Una de mis escenas favoritas es cuando Lady Marlborough y Abigail están en su competencia de tiro, la rubia es quien lleva la delantera, en el transfondo sabemos que no es el juego lo único que va ganando, Sarah ha descuidado a Anne por tratar de controlar los asuntos del Estado, situación que Abigail aprovecha para ganar su preferencia, con una personalidad afectuosa, amable y servicial que no se compara con la frialdad de Lady Marlborough, la alumna superó a la maestra, podría decirse que hasta le escupió en la cara con la sangre del ave.
Por esta ocasión dejaré hasta aquí la columna, prepárate para la segunda parte que estará disponible en el mes de diciembre en el nuevo blog de Sinergia UASLP. ¡Hasta pronto! 😀