Por María José Mejía Gutiérrez
Hoy voy a escribirte algunas razones por las cuales debemos dejar de hacer(nos) menos —o cero— hate y dar(nos) más amor, con el objetivo de erradicar con este sentimiento tan poco amigable para ti, para mí y para todes. Seguramente sabes que te hablo de esa vocecita en nuestra cabeza que nos hace actuar o ser desde la peor parte de la humanidad, convirtiéndonos en seres infelices, prejuiciosos, mal educados y conflictivos, y con lo cual creamos, a nivel social, una brecha enorme entre la paz y una conexión indeseable con la intensidad y parte más negativa del ser humano. Permíteme explicártelo, cuando las personas se preocupan más por cómo se ven, expresan, aman los demás, entre muchas otras situaciones que no acabaríamos de enumerar, y menos por ser felices y empáticos, literalmente se crea una especie de efecto mariposa que inicia una tempestad, restando en lugar de sumar.
Imagínate que un día vas manejando y el amor de tu vida está observándote, pero estás completamente inmerso en un sentimiento negativo mirando a la señora que ganó el estacionamiento delante de ti, en tu mente la vocecita empieza apoderarse de tu bondad y a decirte: “mírala feo” y de tus hermosos labios exclamas la palabra más pintoresca guardada en tu vocabulario, logras estacionarte justo dos lugares adelante, sí, en efecto ahí había más lugares, pero querías justo el que sentiste que te robaron, te bajas de tu coche echando chispas que ni siquiera miras a tu alrededor y ni cuenta te diste que ahí estaba el tan deseado amor viéndote en todo tu esplendor, si ese por el cual pones a San Antonio de cabeza y todavía te quejas porque no pescas ni un resfriado; dato extra, no sabías, pero la señora que “te arruinó el día” y que le recordaste a quien la trajo al mundo, le urgía llegar al hospital para despedirse de un ser querido… ¡Auch! ¿Verdad?
Supongamos que se te pasó el enojo, aún sin saber el contexto, porque estos sentimientos así como llegan se van y logras comprender que no era para tanto.
Otra situación puede ser cuando realizas compras, ya sabes, de la vista nace el amor; quieres llevarte un vestido que se le ve increíble al maniquí del aparador y decides entrar, estás en los probadores y notas que dos chicas más tienen el mismo vestido que te gustó, la chica que está en el probador uno y la que está en el cinco, salen para verse en el espejo grande que las espera fuera de esas cortinas marcadas con números, las miras pensando: “¡wow¡ se les ve increíble”, pero no dices nada, es tu turno y temblorosa sales para reflejarte en el temido espejo, la chicas te miran ¿y adivina qué? Ellas están pensando en justamente lo mismo de ti diciendo ¡wow, se le ve increíble! Pero tampoco dicen nada; aclaremos la realidad y es que las tres se ven impactantes, cada una tiene tanta belleza, pero se hacen auto hate y ninguna se lo lleva todo esto después de juzgarse a sí mismas, cada una en su cabeza. Si supieran que perdieron la oportunidad de comprar y darse el cariño que se merecen por ser perfectamente maravillosas y únicas tal cuál son. Y tan espectaculares que se les veía, ¡caramba!
Con estas dos situaciones que pasan desapercibidas ya tiraste hate dos veces en un mismo día, en primer lugar a una persona totalmente desconocida y en segundo lugar, a ti misma (mismo); es necesario aprender a ser más empáticas o empáticos no sólo con los demás, sino también con nosotras y nosotros. Podría decirte más momentos que no suman a nuestros días, pero supongo que para este punto de la lectura ya es fácil intuir que todos los días, de alguna u otra manera, contribuimos haciendo crecer este sentimiento, incluso en las cosas más sutiles nos programamos para atacar, atacarnos y ser atacados, normalizando situaciones que realmente no son normales y que nunca nos permitirán vivir en un mundo donde encontremos completamente una cultura de paz; por eso, a partir de ahora, es importante siempre —en la medida de lo posible—, ver a través del amor, sin tanto prejuicio; sé que puede leerse muy cliché, pero la idea es básicamente que alimentar el amor suma más para instaurar una sociedad donde la justicia, la igualdad, el respeto mutuo y la cooperación sea más contagioso que lo negativo, el inicio somos cada uno de las y los que existimos aquí y ahora, en nosotras y nosotros esta el ser más comprensivos, sonreír más y enfadarnos menos, no hay otra manera de explicarlo, bien dicen que al buen entendedor pocas palabras. no me puedo ir sin la pregunta clave de este texto, tú lector de mi corazoncito ¿vas a dejar de hacer o tirar hate?