Un espacio para el humano al margen

María Fernanda Trujillo De La Paz

No hace mucho que la discusión en torno a la salud mental se ha vuelto más abierta, a su vez que el número de personas que decide abrirse a compartir su experiencia crece. Cuando no estamos en contacto con una red de apoyo o personas de confianza para compartir experiencias o emociones que son difíciles; pudiera parecer que estas emociones están fuera de lo normal y deben permanecer ocultas. Es por eso que resulta refrescante y hasta reconfortante, ver trabajos cinematográficos y televisivos como el del director, actor y escritor de origen japonés e inglés Will Sharpe, entre cuyas últimas entregas se encuentran la serie Flowers (2016-18) y la película The Electrical Life of Louis Wain (2021). Ambas producciones cuentan con personajes a quienes se les podría llamar “fuera de lo común”, pero que en realidad son como cualquier ser humano con emociones complejas y vulnerabilidades; cuyo actuar no siempre es correcto, y que se muestran viviendo momentos tanto buenos como malos, en interacción con otras personas.  
  

Flowers es una serie enfocada en una familia disfuncional, en la que, además, cada uno de sus miembros es un individuo complejo, con sus propias peculiaridades y dificultades. Mediante recursos visuales y de escritura, el espectador llega a adentrarse en el pensamiento, en las experiencias y en los sentimientos de los personajes, con quienes se logra empatizar.

The Electrical Life of Louis Wain es una cinta biográfica hecha de una manera no convencional y con un toque humano muy similar al de Flowers. El protagonista es un artista que ha sido marginado a causa de la percepción social en torno a los padecimientos de salud mental. Su familia encuentra difícil la interacción con él y con el resultado de sus acciones, sin embargo, no dejan de preocuparse por él y de amarlo como miembro de la familia.  

Ambas producciones comparten un estilo visual similar. Además del aspecto artístico, comparten el hecho de que sus personajes centrales son sujetos que frecuentemente están al margen de la acción o que no logran integrarse al mundo de otra manera. Por lo que se les representa de una forma respetuosa y humana, pues abarca todos sus defectos y virtudes de manera compleja, evocando una reacción emocional en el espectador. 

Otro aspecto que cabe mencionar, es el tratamiento que se le da a temas sensibles para algunas personas, como la depresión y el suicidio. En otras producciones se tienden a presentar versiones “purificadas” de los personajes, versiones en las que tiene más peso la idea de otros que su propia identidad, su forma de ser, de pensar, de sentir y de actuar. Es cada vez más frecuente ver tramas e ideas que parten de idealizaciones, que la representación de seres humanos realistas; mucho tiene que ver el hecho de que en ocasiones es duro ver la realidad que nos rodea y optamos por los medios de entretenimiento como una forma de escape, o una forma de ver aquello a lo que aspiramos. Pero, ¿qué pasa si entendemos que no necesariamente debemos escapar de lo que somos y de lo que nos rodea?, todas aquellas emociones típicamente “feas”, difíciles, complicadas u obscuras también tienen son válidas. No necesitamos ser versiones perfectas o ideales de nosotros mismos, simplemente reales, y los medios audiovisuales pueden ser un buen espacio para reflejar esta noción, aunque para ello debamos alejarnos un poco de las figuras extraordinarias.