María Fernanda Trujillo De La Paz
Si has decidido aprender un nuevo idioma, tal vez sea porque te encuentras en una situación académica o laboral que así lo requiere, o tal vez sea por gusto o curiosidad. De cualquier manera, puede resultar confuso al inicio, incluso abrumador. Sin embargo, hay algunos factores que pueden ser tomados en cuenta para facilitar y adaptar el aprendizaje según tus necesidades, debido a que no existe una sola manera de aprender idiomas.
En primer lugar, es necesario identificar por qué y para qué se busca aprender un nuevo idioma; a partir de esto será posible seleccionar un proceso conveniente. Por ejemplo, alguien que lo hace por interés personal, como pasatiempo o sólo para comunicarse en situaciones informales, puede optar por un aprendizaje más flexible, el cual incluye el estudio autónomo a través de contenidos digitales como videos de YouTube, guías de estudio en línea, cine y televisión. En cambio, para alguien que requiera aprenderlo por cuestiones de trabajo o con fines académicos, sería preferible buscar un curso con profesores capacitados en la enseñanza formal del idioma, ya sea de manera grupal o particular.
Por lo general, se piensa que la gramática no es importante a la hora de estudiar y hablar un idioma, que la mejor manera de aprender es “de forma natural, así como aprenden los niños”; sin embargo, esto no es del todo cierto. Podría decirse que depende de las metas que cada persona tenga, pues alguien que vaya a emplear el idioma en un contexto académico o laboral deberá tener un manejo adecuado de la gramática y de vocabulario especializado en el área donde se desempeñe, por ende, el nivel de exigencia en cuestión de conocimientos es más alto. Mientras que alguien que aprenda un idioma para comunicarse con amigos o su pareja podrá utilizar palabras informales y cometer errores gramaticales que, si bien puedan ocasionar algunos malentendidos, no serán juzgados de la misma manera.
Otro aspecto importante es conocer el sistema de referencia para evaluar el conocimiento que tengas del idioma. En el caso de los idiomas europeos, se utiliza el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas, el cual comprende seis niveles (A1, A2, B1, B2, C1, C2). Para avanzar de un nivel a otro se evalúan las competencias en las principales áreas del lenguaje, las cuales se dividen en comprensión oral, comprensión escrita, producción oral y producción escrita. Existen pruebas informales y exámenes estandarizados oficiales que permiten conocer nuestro nivel de competencia en un idioma; sin embargo, estos exámenes pueden resultar desorientadores debido a que, de manera natural, no todos tenemos las mismas habilidades. Así como hay quienes son excelentes escritores, pero no tan buenos oradores, hay quienes son excelentes escuchando, pero no tan buenos leyendo, algo que incluso sucede con nuestra lengua materna y que no necesariamente significa que no tengamos el nivel o el conocimiento suficiente del idioma que estamos estudiando.
El proceso de aprender un idioma nunca será el mismo para todos, pues al ser individual y personal, compararse con otros estudiantes resultará contraproducente. No hay una manera correcta o incorrecta de aprender idiomas, únicamente es necesario considerar las necesidades y los objetivos propios para establecer cuál será la mejor manera de estudiar el idioma y no perder los ánimos cuando se presenten dificultades o parezca que no estamos avanzando.