Emmanuel Gómez Aguilar
Te levantas en la mañana y ya no sabes si habrá una nueva pandemia, otra crisis en la economía o si sí tendrás trabajo de lo que estudias. Todo es muy cambiante en nuestra sociedad y nada que pueda asegurarnos que lo que conocemos hoy estará al día siguiente.
Cómo se explica que el estudiante de la actualidad, al que se le exige poseer el título de una carrera universitaria, tener una especialización, dominio de al menos un segundo idioma y nociones del manejo de la tecnología, se cuestione si ha estudiado lo suficiente al observar que hay una escasa oferta laboral para sus conocimientos. A eso es a lo que el sociólogo Zygmund Bauman llamó “tiempos líquidos”.
La liquidez es el estado en que la materia fluye sin mantener una estructura y forma sólida. Bauman toma como referencia el comportamiento de los líquidos para explicar los tiempos actuales. Ejemplos en nuestra sociedad son instituciones que tenían estructuras sólidas como la Iglesia y partidos políticos, se han vuelto líquidas al ir perdiendo consumo de sus discursos y credibilidad entre los más jóvenes.
El estado líquido también está presente en nuestras relaciones sociales, por dar un ejemplo,la tecnología, nos conectamos con todos y nos desconectamos de todo al mismo tiempo. Pasa igual con los vínculos amorosos, son cada vez más díficiles de afianzar y mantener. Dentro del ámbito laboral pasa algo similar, en los trabajos es más difícil encontrar estabilidad.
Pareciera que el futuro no tiene nada alentador para las juventudes de la actualidad, pero lo tiene. Lo primero que debemos hacer es guardar la calma, pues el estrés, la tristeza e incertidumbre pueden hacernos una mala jugada y convertir estos tiempos líquidos en estado gaseoso, haciendo que se esfume toda posibilidad de tomar decisiones o realizar algún cambio positivo.
Claro que los tiempos han cambiado, eso es innegable, pero esto mismo sucedió cuando nuestros padres y abuelos eran adolescentes. Puede que ahora sea más difícil crear cosas sólidas en nuestras vidas, pero debemos seguir avanzando. De alguna forma, tener dudas por el futuro es parte de esta etapa en la que buscamos fijar un camino el cual recorrer.
No lo veamos como una crisis sino como una oportunidad, está en nosotros sobresalir y verle lo bueno a esa liquidez que permite adaptarse a diferentes momentos. Aunque eso sí, el que es joven y el que lo ha sido, no puede negar que navegar en los mares de la incertidumbre es lo insoportable de ser joven.