La representación de la diversidad racial y cultural en el cine occidental actual
María Fernanda Trujillo De La Paz
El incremento en los esfuerzos de diversas industrias por conseguir la inclusión y representación de grupos que históricamente han sido invisibilizados es notable. En cuanto al cine y la televisión, poco a poco estos esfuerzos han tenido efectos en la representación que hoy en día podemos ver, particularmente en producciones estadounidenses o británicas, las cuáles alcanzan mayor difusión tanto en la pantalla grande como en las plataformas de streaming, Netflix y Prime Video son de las más populares en el ámbito global. Sin embargo, ¿es posible considerar que la representación que vemos hoy en día es un verdadero logro? o ¿es simplemente un producto hecho a medias, con la intención de apaciguar a una audiencia perteneciente a una generación cada vez más consciente y directa en sus exigencias por la igualdad de derechos y oportunidades?
Tomemos nuevamente como ejemplo las producciones estadounidenses y británicas, Estados Unidos de América e Inglaterra tienen en común un pasado de colonialismo, imperialismo; es decir, de dominación cultural y económica sobre otras civilizaciones, y de esclavitud. A lo largo de su historia la población de origen africano ha sido sometida y relegada a los estamentos sociales más bajos y a un rol de servidumbre forzada, careciendo de oportunidades de integrarse a la sociedad como miembros en condiciones de igualdad al resto de la población. Coincidentemente, es de estos países donde han surgido producciones cinematográficas que rescatan momentos históricos relacionados con la época de mayor expansión colonial o de esclavitud. Un ejemplo sería la cinta británica Mary queen of Scots, estrenada en 2018. Esta película causó revuelo e indignación entre las audiencias debido a que la corte de la reina escocesa Mary Stuart incluyó personas étnicamente diversas, lo cual es un error histórico, pues en la época en la que Mary Stuart vivió, esto habría sido imposible. Lo mismo sucedió con la serie de Netflix Bridgerton, la cual puede ser considerada una ficción histórica. Por supuesto que las artes como el cine y la literatura son el lugar adecuado para construir narrativas ficticias que no necesariamente respondan a las limitantes de la realidad, no obstante, estas narrativas casi siempre son influenciadas por una ideología particular de sus creadores y el contexto sociocultural en el que están inmersos, por lo cual suelen reflejarse discursos contemporáneos, que suelen pasar desapercibidos en las creaciones cinematográficas y literarias.
Un ejemplo de cómo los discursos ideológicos se reflejan en la ficción son los personajes de James Bond (Reino Unido) y Black Widow/Natasha Romanoff de Marvel (Unión Soviética). Ambos personajes tson espías de alto calibre que cumplen con misiones especiales para sus respectivos gobiernos (británico y soviético), ambos cometen asesinatos como parte de sus misiones y causan daños colaterales a su paso, pero ¿cuál es la principal diferencia en la manera en que las historias de estos dos personajes son abordadas? Además del género de los espías, James Bond es presentado como una figura heroica, digna de admiración y alguien que puede obrar a voluntad sin enfrentar consecuencias la mayoría de las veces, además de ser un defensor del sistema del gobierno occidental. Mientras que Natasha Romanoff es vista como una persona que siempre tendrá un pasado obscuro (haber sido espía y asesina para el régimen soviético) del cual debe escapar y únicamente podrá convertirse en una heroína una vez que se une a los Avengers. En estas dos historias podemos apreciar la clásica rivalidad entre Oriente y Occidente, capitalismo vs. socialismo. Es por eso que Black Widow, a pesar de que es miembro de los Avengers continúa ejecutando las mismas acciones que cuando era espía para la Unión Soviética, es presentada como heroína en vez de villana, pues ha dejado atrás su afinidad con el enemigo: el oriente, el bloque socialista.
Como mexicanos podríamos pensar que ese tipo de representaciones están alejadas de nuestra realidad; México no ha sido un país colonialista ni imperialista, la diversidad racial pareciera no ser tan amplia como en otros países y la mayoría de la población en esta parte del mundo ha estado del otro lado del organismo colonial. Pero esto no significa que estemos exentos de cometer actos de racismo y que la verdadera inclusión y representación no sean una realidad del todo consolidada en nuestro país. Las personas de ascendencia indígena no han dejado de ser representadas en el cine como trabajadoras del hogar o inferiores, lo cual desafortunadamente no dista de la realidad en la que vivimos, pues justamente este grupo de personas ha sido de los más marginados y discriminados, aun cuando la población mexicana es producto de un complejo proceso de mestizaje.
Así que debemos reflexionar si la inclusión que actualmente vemos en los medios es realmente inclusión, o solamente una manera más de los grupos de poder de hacer caso omiso a los errores que han cometido en el pasado y evitar iniciar un cambio verdadero, con nuevas historias que den su merecido lugar a todos aquellos grupos que históricamente han sido oprimidos, como las mujeres, las personas afrodescendientes o miembros de la comunidad LGBTIQ+, en vez de retomar historias pasadas y alterarlas creando una utopía histórica en la que las atrocidades cometidas en contra de estos grupos nunca sucedieron. En vez de imponer la mirada y los discursos del presente sobre el pasado, sería mejor optar por nuevas historias que reflejen la realidad actual y reconozcan también la realidad pasada, con el fin de avanzar siendo mejores seres humanos.