Andrea del Carmen Oros Manzanares
En esta ocasión quisiera que te preguntaras a ti mismo: ¿sabes qué es el activismo social?, ¿has tenido la intención de ponerlo en práctica? Es importante que primero consideremos estas respuestas, debido a que con esto pueden diferenciarse los conceptos e ideas que tenemos respecto al tema, dejándote ver y conocer mejor tu percepción.
Ya he hablado sobre está dinámica del cuestionamiento y la deconstrucción, la cual no es sencilla, rápida o fácil, debido a que deconstruir es un proceso de comprensión de percepciones diferentes, donde se reestructura lo previamente conocido ahora con nociones diferentes.
El activismo es la acción de ser una persona con la finalidad de defender los derechos que muchas veces son privatizados y específicos, si el activismo social existe es porque hay una serie de problemas y necesidades para ciertas poblaciones que no están siendo solucionados ni cubiertos por quienes están en una posición de poder.
Hay diversos tipos de activismo social, como por ejemplo las perspectivas: jurídica, en internet (ciberactivismo), artística y la de acción directa, cada uno con diversas formas de funcionamiento y objetivos diferentes. Aparte del tipo existe la causa del activismo y esta puede ser bastante variada, pues puede entrelazarse con otras causas adheridas a los movimientos sociales, como, por ejemplo, el ecologismo, feminismo, antirracismo, antiespecismo, veganismo, ambientalismo, activismo LGBT+, entre otros.
Al tener lo anterior como contexto, es momento de internarnos más en lo que conlleva ser un activista social, pero primero quiero recalcar que existe o debería existir una relación clara entre la deconstrucción y los movimientos sociales que conducen a las personas que deciden involucrarse por medio del activismo, expresando esto, es destacable mencionar que nadie puede ni debe obligarte a ser partícipe de acciones activistas, habrá quiénes tomen la decisión de no envolverse más allá del conocimiento, y es respetable.
Algo que también debe tomarse muy en cuenta es el estado mental propio, si bien se busca el bienestar o mejora común de cierta población, hay ocasiones en las que puede olvidarse que los activistas también son personas y los riesgos que podrían conllevar al involucrarse de esta forma, como consecuencia, se hipotetizaría la existencia de un desgaste emocional. Por ende, también es válido que estos activistas se den espacios para poder conciliar su estado mental.
Las acciones de lucha pueden ser diversas, así como las reacciones que existen ante estas, cada una es válida de ser escuchada y respetada, junto con los individuos que la conforman.
El activismo no es para todos, no te presiones para serlo y recuerda que es una decisión.