Nayomi Kikey Sánchez Lugo
Por estas fechas lo último de lo que se habla es del ahorro, pues diversas tradiciones y festividades nos encaminan a una ruta de consumo sin límites, que actúa de forma opuesta al aparente objetivo de lograr una recuperación económica. Y lo más preocupante, de la situación actual que se vive, es que las personas gastan más de lo que pueden cubrir con sus ingresos.
Antes de adentrarnos en el tema, pongámonos en contexto con algunos indicadores económicos en México post COVID-19: en 2020 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) registró una tasa de desempleo del 5.1 %, de la cual, el país apenas está recuperándose, hoy la cifra es de 4.2 %. De esta población que está laborando, 2 de cada 100 cuentan con ingresos suficientes para cubrir necesidades básicas sin sufrir carencias; para colmo, el país enfrentará un fuerte aumento en la inflación, según informó el subgobernador de BANXICO, Jonathan Heath.
Al interpretar estos datos, se deduce que, si la tasa de inflación es mayor que nuestra tasa de salario, el poder adquisitivo quedará muy por debajo de la media para poder cubrir necesidades básicas y tener un porcentaje destinado para ahorro y otros gastos.
Frente a este panorama, ¿qué podemos hacer para ahorrar? Bien, el tema de la cultura del ahorro en México es muy deficiente; sin embargo, nosotros podemos y debemos cambiar eso. Una de las opciones sería indagar directamente en temas más cuadrados de educación financiera y sistemas de ahorro, pero, por el momento, optaremos por dar claves un poco más sencillas y lógicas que han seguido países como Suiza y Luxemburgo para lograr una tasa de ahorro óptima.
Empezaremos por priorizar necesidades básicas antes que deseos o gustos, pues con ello se hará un plan de presupuesto. De igual forma, está la opción de acudir a negocios donde se vendan artículos de segunda mano; racionar el consumo de alimentos, optimizar el uso de medios de transporte, evitar adquirir créditos o grandes deudas, etcétera. Sin embargo, lo más importante en todo esto es dominar nuestra mente.
Antes de realizar cualquier compra innecesaria con dinero que bien podrías ahorrar, debes dominar tu mete e impulsos, pues —aunque no lo parezca— la mercadotecnia y las olas de aparentes descuentos nos hacen creer que tenemos necesidades que dependen de un consumo constante, y omiten atender la problemática de la falta de ahorro y finanzas sanas de las personas.
Entre mejor dominemos nuestra mente y canalicemos de otra forma nuestras emociones, deseos e impulsos, más fácil nos será consumir de forma responsable, de esta forma el ahorro entrará como un hábito de nuestra sociedad. Cuando un país tiene una tasa de ahorro alta, hablamos de un país que tiene habitantes con estabilidad económica y logramos aumentar el bienestar social.
En los medios y plataformas de streaming, también se aborda esta problemática de la falta de ahorro, hay series de televisión en las cuales podemos ver que, incluso, si no logramos dominar el juego de las finanzas, este juego terminará por dominarnos a nosotros.