El Laboratorio Nacional de Variabilidad Climática, Teledetección y Evaluación de Riesgos (Variclim) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) cumplirá 14 años de trabajo continuo convertido, según especialistas externos, en uno de los centros más sólidos del país en materia de percepción remota y análisis de riesgos. Su coordinador, el doctor José Antonio Ávalos Lozano, explica que esa posición se ha logrado pese a un año particularmente complicado en lo económico.
Aun así, el laboratorio ha logrado ampliar su campo de acción gracias a una serie de acuerdos nacionales e internacionales. Desde hace alrededor de doce años mantiene una relación estable con Mafre México y su reaseguradora Mafre Re, una de las más grandes del mundo. La colaboración se ha centrado en fortalecer la vigilancia de riesgos agropecuarios mediante plataformas y herramientas de teledetección. Este año, Mafre notificó a la UASLP que ampliará su participación en el área total de riesgos, lo que incluye sectores altamente sensibles, como los relacionados con Petróleos Mexicanos.
Otro paso relevante provino de la Universidad Nacional Autónoma de México, que reasignó recursos del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra para que Variclim asuma la vigilancia nacional de los sistemas de producción estratégicos, como maíz, frijol y trigo. Además, la UNAM encargó a la UASLP la elaboración de los mapas sobre cambio climático y agricultura que formarán parte del próximo Atlas Nacional de México.
La proyección internacional del laboratorio se mantiene en crecimiento. Actualmente se encuentra en proceso de firma un contrato entre la UASLP y la reaseguradora Patria, una empresa mexicana de alcance global perteneciente a un grupo con operaciones en distintos continentes.
La institución académica desarrollará para ellos una plataforma web de sistemas de información geográfica basada en software libre para vigilar las condiciones agrícolas en diversos países. La lista es amplia e incluye naciones como Alemania, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, España, Estados Unidos, Francia, India, Italia, Japón, Nigeria, Sudáfrica y Turquía, entre otras.
A diferencia del monitoreo detallado que realizan para Mafre, donde se vigila incluso a nivel de parcela, en este caso se trata de evaluar de manera general las zonas agrícolas más relevantes de cada país, anticipar las condiciones que enfrentarán y orientar decisiones de cobertura de riesgo. Ávalos Lozano subraya que las grandes reaseguradoras, más que las aseguradoras conocidas por el público, son quienes mueven los mercados globales y han validado la tecnología desarrollada por Variclim para incorporar este tipo de instrumentos en sus análisis.
El laboratorio también avanza en un proyecto con el Instituto Global para el Crecimiento Verde (GGGI), una organización con sede en Seúl que trabaja con fondos vinculados al Acuerdo de París. A través de una licitación internacional, la UASLP obtuvo el contrato para diseñar una metodología que definirá las inversiones prioritarias que México debe realizar para enfrentar los efectos del cambio climático en agricultura, ganadería, actividades pesqueras y forestales. El proyecto es financiado por recursos entregados al Banco de México y operado mediante Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA).
La metodología, concluida recientemente, permitirá identificar riesgos hidrometeorológicos y geológicos a nivel municipal, ponderarlos con las necesidades e intereses de las comunidades más vulnerables y construir una herramienta de decisión para la asignación de recursos del Fondo Verde. La siguiente etapa, que también buscará concursar Variclim, contempla el desarrollo completo del instrumento de aplicación nacional.
Pese a las dificultades económicas, el laboratorio se mantiene activo, empujado por la necesidad de diversificar sus fuentes de financiamiento y por una demanda creciente de servicios especializados. Desde el análisis de parcelas aseguradas hasta el seguimiento del comportamiento agrícola de más de veinte países, Variclim consolida un modelo técnico que, según Ávalos Lozano, se ha vuelto indispensable en un mundo donde la teledetección dejó de ser un recurso extraordinario para convertirse en una pieza central de la gestión de riesgos.

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