El trabajo “Aprender del error”, desarrollado en la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), fue distinguido como uno de los mejores proyectos del clúster Educación durante el 13 Encuentro de Jóvenes Investigadores en el estado. La propuesta fue presentada por Christian Hernández Guillén, estudiante de químico farmacobiólogo, en colaboración con sus compañeras Belén y Azucena, bajo la asesoría del Dr. Samuel Salazar García, investigador del Laboratorio de Análisis Clínicos.
El proyecto nació en el Laboratorio de Química General y Síntesis Orgánica, donde los estudiantes realizaban su servicio social. De acuerdo con el Dr. Salazar, la iniciativa buscó mejorar la enseñanza en prácticas de laboratorio mediante una evaluación más clara del porcentaje de error que arrojan los ejercicios experimentales. Explicó que, aunque este concepto es común en la formación científica, pocas veces se acompaña de indicadores que permitan al alumno interpretar ese valor de forma adecuada. La propuesta consistió en generar métricas que ayuden a los estudiantes de primeros semestres a comprender si su resultado entra dentro de un rango esperado para su nivel de experiencia.
Christian Hernández detalló que, al observar que muchos compañeros calculaban el porcentaje de error sin entender sus implicaciones, decidieron analizar los datos aplicando la técnica conocida como percentil 90. A partir de esto establecieron un límite máximo permisible que sirve como referencia para identificar si un error es normal o si su magnitud indica la necesidad de revisar otros factores. Comentó que esta herramienta no sólo sirve para que el estudiante se autoevalúe, sino también para que los profesores observen tendencias entre generaciones y detecten posibles problemas asociados al equipo o las condiciones del laboratorio.
El estudiante, quien actualmente cursa el séptimo semestre, señaló que el reconocimiento fue inesperado, pero representa una motivación para ampliar la estrategia a otras prácticas y carreras. Afirmó que el proyecto contribuye a que los jóvenes desarrollen una conciencia más crítica sobre su propio desempeño y sobre los procesos que influyen en un experimento.
Por su parte, el Dr. Salazar destacó que este tipo de trabajos es especialmente valioso, porque surge de los propios estudiantes y responde a necesidades reales de su formación. Subrayó que las nuevas generaciones cuentan con herramientas tecnológicas que pueden facilitar su aprendizaje, pero también representan retos que deben abordarse con acompañamiento docente. Consideró importante que los alumnos tengan espacios para desarrollar proyectos que los preparen para etapas posteriores como el servicio social, las prácticas profesionales o la investigación.
Antes de concluir, Christian invitó a otros jóvenes a involucrarse en iniciativas similares, pues dijo que estas experiencias permiten descubrir intereses y caminos profesionales que, en ocasiones, no se identifican desde el salón de clases. Para él, esta participación fue determinante para fortalecer su vocación y comprender mejor el rumbo que desea seguir.
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