La exposición constante a las altas temperaturas en la Huasteca Potosina se ha convertido en un inhibidor directo del sueño reparador que toda persona necesita, advirtió la psicóloga Leila Martínez Obregón, catedrática de la Coordinación Académica Región Huasteca Sur (CARHS) de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), con sede en Tamazunchale.
La especialista señaló que en México existe poca conciencia sobre la importancia del sueño. Las recomendaciones de dormir entre siete y nueve horas diarias suelen ignorarse, a pesar de que el descanso nocturno representa aproximadamente una tercera parte de la vida humana y es esencial para mantener la salud física y mental.
Martínez Obregón explicó que la falta de sueño tiene repercusiones directas en funciones cognitivas como la memoria de trabajo, la planeación, la flexibilidad mental y la capacidad de autorregulación. Además, afecta el rendimiento profesional, limita la toma de decisiones y genera estados frecuentes de irritabilidad y estrés.
Aunque suele asociarse el ritmo acelerado de vida con las zonas urbanas, la psicóloga advirtió que en varios municipios huastecos ya se presentan dinámicas similares, lo que agrava la necesidad de contar con periodos adecuados de descanso. No obstante, el intenso calor nocturno ha hecho cada vez más difícil lograr un sueño de calidad.
Durante este verano, en localidades como Ciudad Valles, Tamazunchale, Axtla de Terrazas y Aquismón, la sensación térmica ha superado los 40 grados centígrados. Aunque las personas están acostumbradas al clima cálido y húmedo, muchas sólo logran conciliar el sueño hasta las tres o cuatro de la madrugada, cuando la temperatura comienza a descender.
La situación se agrava por la limitada disponibilidad de dispositivos de enfriamiento. El acceso al aire acondicionado es escaso, lo que influye de manera significativa en la mala calidad del sueño y, por ende, en una vida diaria afectada por el cansancio y el desgaste físico.
En comunidades como Mazatétl, Texquitote o Tlalocuil, muchas personas recurren a métodos tradicionales para aliviar el calor antes de dormir, como bañarse varias veces o acudir al río para refrescarse. Estas estrategias, aunque útiles de manera temporal, no garantizan un descanso efectivo.
Ante este panorama, la psicóloga Leila Martínez consideró urgente que se implementen políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones para el descanso en la región. Una posible medida, señaló, sería la aprobación de iniciativas legislativas que buscan reducir las tarifas eléctricas en zonas con temperaturas extremas, como ya se ha planteado en el Congreso de la Unión. Esta medida permitiría a más familias utilizar aparatos de enfriamiento sin poner en riesgo su economía.
Sin embargo, aclaró que incluso si se logra una tarifa más baja, muchas viviendas en las comunidades cercanas a Tamazunchale están construidas con materiales tradicionales, por lo que no tienen la infraestructura necesaria para instalar equipos de aire acondicionado.
Finalmente, la especialista subrayó la necesidad de un enfoque integral que contemple acciones estructurales y de salud pública, que garanticen el derecho al descanso como parte fundamental de una vida digna.
Guadalupe Guevara
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