7 junio, 2025

La crisis del agua en México es más grave de lo que creemos, afirma doctor Cristóbal Aldama

Durante la conferencia “Crisis Hídrica: problemática, conflictos y oportunidades”, realizada en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), el doctor Cristóbal Aldama ofreció un análisis técnico y contundente sobre la situación actual del agua en México. Su exposición abordó desde aspectos geológicos hasta compromisos internacionales, pasando por la infraestructura ineficiente, los conflictos sociales y el crecimiento urbano, delineando así una de las crisis más complejas que enfrenta el país en la actualidad.

Uno de los puntos clave planteados por el especialista fue que, si bien México tiene una disponibilidad hídrica ligeramente inferior al promedio mundial, el verdadero problema radica en su distribución desigual. Mientras el sur del país concentra gran parte de los recursos hídricos, el norte sufre constantes sequías y limitada captación de agua de lluvia.

Esta desigualdad, explicó, se debe en gran medida a la conformación geológica del territorio mexicano. El país está compuesto por una diversidad de regiones –como las sierras Madre Oriental, Occidental y del Sur, así como las altiplanicies centrales y las zonas costeras– que influyen directamente en los patrones de escurrimiento, infiltración y almacenamiento del agua.

Aldama subrayó que esta variedad geológica también define las relaciones del país con sus vecinos. Al norte, los tratados con Estados Unidos en materia de agua son fuente frecuente de tensión, como el conflicto reciente por el incumplimiento en la entrega de agua del río Bravo (Río Grande), estipulada en el tratado de 1944. Esta situación llevó incluso a represalias comerciales, afectando el suministro de gas. También se denunció la crítica situación del río Colorado, del cual México depende, pero del cual, en ciertos periodos, no ha recibido ni un solo día de flujo.

En contraste, la frontera sur con Guatemala cuenta con seis cuencas compartidas, pero la escasa actividad agrícola e industrial en la zona ha hecho que el tema no genere tensiones similares.

En cuanto al consumo interno, los datos son contundentes: 66% del agua se destina a la agricultura, 9% a la industria y generación eléctrica, y apenas 5% al uso doméstico. Esta distribución refleja un modelo económico dependiente del campo, pero también una urgencia por mejorar la eficiencia en todos los sectores. A pesar de esto, la disponibilidad per cápita ha disminuido de forma alarmante desde la década de 1960.

El crecimiento urbano ha agravado aún más la presión sobre los recursos hídricos. Entre 1960 y 2005, la expansión de las manchas urbanas fue exponencial, y con ello la necesidad de garantizar agua potable para millones. Esto obligó al Estado de San Luis Potosí a emprender diversas obras hidráulicas, como la construcción de presas y acueductos en los ríos Santiago y otros. También se excavaron pozos profundos, cuya eficacia se ha visto limitada por la contaminación de acuíferos.

A pesar de los esfuerzos, la demanda sigue superando a la oferta. San Luis Potosí, por ejemplo, necesita alrededor de cuatro metros cúbicos de agua por segundo para satisfacer a su población, pero los sistemas actuales apenas cubren esta cifra, y cualquier fallo técnico o sequía compromete gravemente el suministro.

Aldama también enfatizó el impacto del cambio climático. En 2023 y 2024 se registraron niveles de sequía extrema, lo que evidenció la vulnerabilidad del país ante variaciones meteorológicas más frecuentes e intensas. Las precipitaciones han disminuido, mientras que la evaporación se ha incrementado, dejando a muchas regiones en una situación de estrés hídrico permanente.

En su análisis final, el conferencista no sólo presentó una fotografía crítica, sino que también apeló a la oportunidad que representa esta crisis: replantear políticas públicas, invertir en tecnologías sustentables, reconfigurar los sistemas de gestión del agua y fomentar una cultura de conservación entre la ciudadanía. La solución, dejó claro, no vendrá únicamente desde la infraestructura, sino desde una transformación multidimensional que considere lo ecológico, lo económico, lo político y lo social.

La conferencia del doctor Cristóbal Aldama fue, en suma, una advertencia bien documentada: México necesita actuar con urgencia para evitar que la crisis hídrica se convierta en una catástrofe estructural. Pero también fue una invitación a ver en la crisis una oportunidad para cambiar de rumbo.

Hugo Laussin